Viena, la ciudad más verde del mundo
No hay una ciudad más verde que Viena: Viena fue seleccionada entre más de 100 metrópolis como ganadora del ranking "Las 10 ciudades más verdes del mundo 2020".
Los veranos son cada vez más calurosos. Cada año es más obvio, sobre todo en las ciudades. Para remediar esta situación, se están creando conceptos para refrescar el ambiente. Están concebidos y creados, entre otras cosas, por un colectivo que se ha unido bajo el nombre de "Breathe Earth Collective".
El cielo de Viena es de un azul radiante, en un día de verano que no podría ser más hermoso. Ni tampoco más caluroso. Al mediodía el termómetro ya marca 32 grados centígrados. Y sigue subiendo cuando las fachadas ya no pueden soportar el calor almacenado y lo liberan a las calles estrechas y los patios. ¿Quién no sueña con un lugar fresco para respirar hondo y relajarse? El anhelo de un lugar así es palpable un verano tras otro. En julio de 2019 este anhelo se aplacó de una manera muy especial. En ese momento, una "aeronave" aterrizó en medio de una de las zonas de arte y cultura más grandes del mundo, el MuseumsQuartier de Viena, para traer a los habitantes de la ciudad el ansiado frescor.
¿Una aeronave? "Sí, una aeronave", afirma Bernhard König riéndose. Este arquitecto y paisajista es uno de los cinco miembros del Breathe Earth Collective. Este grupo de expertos investiga formas esenciales de contrarrestar el cambio climático y sus consecuencias. Pero no se detiene ahí, porque sus miembros también implementan proyectos medioambientales innovadores. Como la aeronave. "Ese es el nombre de una de nuestras instalaciones", explica Bernhard, "el prototipo de isla de frescor urbana o Coolspot, como lo llamamos nosotros. Da la vuelta al mundo, ya ha estado en Italia, Francia, Tulln en la Baja Austria y en Viena también".
Desde fuera parece que la aeronave haya venido de otro planeta: la base mide alrededor de 40 metros cuadrados, tiene una forma ovalada hacia la parte superior, su superficie exterior es blanca y refleja la luz del sol y, por lo tanto, también contribuye a aumentar la sensación de frescor. Todo es un tanto misterioso, porque a primera vista no se ve mucho más. Para comprender qué es y qué pretende, debes atreverte y entrar. Y este valiente paso se verá recompensado de inmediato.
Cuando entras en la aeronave, de repente te ves inmerso en medio de un pequeño bosque con árboles, helechos y musgo. Y, como si eso no fuera lo suficientemente impresionante, también puedes sentir un agradable frescor. Al fin y al cabo, las plantas y una fina niebla enfrían el aire entre cinco y seis grados. Una verdadera bendición teniendo en cuenta las temperaturas exteriores del verano. Es tan agradable que querrás quedarte sentado eternamente en el banco redondo de la aeronave.
Algunos podrían preguntarse por qué necesitamos estas islas de frescor de aspecto futurista en una ciudad donde hay suficientes cafeterías, bares y heladerías con aire acondicionado en los que poder refugiarse y huir de tanto calor. La arquitecta y paisajista Lisa Maria Enzenhofer no está de acuerdo, porque los espacios con aire acondicionado no son suficientes: "Cuando se trata de relajarse, es la naturaleza la que marca la diferencia. Porque el verde tiene un efecto calmante y relajante. El amor por las plantas, que se conoce científicamente como fitofilia, es simplemente innato en los seres humanos". Puede que no todo el mundo demuestre este amor con cierta destreza para la jardinería, pero todos conocemos el efecto refrescante de lo verde en verano. Desafortunadamente, no todo el mundo tiene un parque cerca. "Los espacios verdes tienen efectos calmantes que no pueden ser sustituidos por la tecnología. Por eso la vegetación es un elemento natural en todos nuestros proyectos", afirma el arquitecto Andreas Goritschnig, resumiendo el denominador común del trabajo del colectivo.
"Especialmente en las ciudades, buscamos lugares en los que poder respirar profundamente y relajarnos. Y los encontramos en parques o zonas de ocio. A veces, tan solo la vista de colinas o montañas nos ayuda a encontrarnos."
Incluso en una ciudad como Viena, en la que la proporción de espacios verdes representa más de un tercio del área urbana, las opciones para conseguir un poco de frescor no están precisamente siempre a la vuelta de la esquina.
Y no todo el mundo puede irse al campo para unas vacaciones de verano en cualquier momento. Algo común en todas las ciudades importantes. Sin embargo, incluso en zonas densamente urbanizadas, entre calles comerciales y mercados, ya sea en barrios históricos o de las afueras, "todo el mundo debería poder acceder a un poco de frescor y relax, de forma gratuita y equitativa", afirma convencida Lisa Maria Enzenhofer. Todo esto en forma de "comunes urbanos", es decir, recursos que están al alcance de todos, como fuentes de agua potable o jardines comunitarios, zonas de baño e incluso Coolspots donde todo el mundo pueda relajarse y refrescarse en un día normal de una manera sencilla y gratuita.
"El calor en las ciudades también nos acerca a la necesidad básica de salud. Es esencial para que una sociedad funcione. Solo por esa razón, el frescor debe distribuirse de manera justa."
Los "pioneros del Coolspot" de Breathe Earth Collective están trabajando para permitir una distribución justa del frescor en las ciudades. El colectivo atrajo por primera vez la atención internacional en la EXPO 2015 de Milán. Como coautores, diseñaron el pabellón austríaco, particularmente innovador, como un bosque titulado "breathe.austria". El concepto, que al principio atrajo miradas interrogantes, fue recibido de manera abrumadoramente positiva por cientos de miles de visitantes y numerosos expertos. No es de extrañar; aquí encontraron un refugio contra la sobreestimulación visual y el calor extremo, y pudieron, por fin, respirar profundamente en medio de una refrescante vegetación que ofrecía sombra.
Este concepto bien recibido se convirtió en algo tangible y, a partir de esta experiencia, el colectivo ha desarrollado desde entonces una serie de otros Coolspots, como la aeronave, que están disponibles en diferentes formas y que proporcionan un frescor temporal en diferentes lugares.
Como parte del proyecto de Smart City "Tröpferlbad 2.0", este colectivo está explorando otras formas de contrarrestar el sobrecalentamiento de las ciudades. Un proyecto de investigación en el que ya se han implementado dos proyectos en Viena: un Coolspot en el mercado Schlingermarkt, en Floridsdorf, un barrio de las afueras, y otro, ubicado en el centro del parque Esterházypark, justo al lado del acuario Haus des Meeres. En los calurosos días de verano, los elementos de madera o metal que dan sombra, los asientos, las plantas y los árboles, así como el agua en forma de una fina niebla o cortina, proporcionan un lugar refrescante en ambos lugares.
Breathe Earth Collective es una red interdisciplinaria de arquitectos, paisajistas y artistas. Un grupo de expertos que se preocupa por encontrar soluciones. En concreto, por crear ecosistemas urbanos. En el contexto de una nueva cultura medioambiental, sus miembros se ocupan de adoptar medidas globales y, para ello, utilizan plantas e infraestructuras verdes en las ciudades. Su visión es conseguir ciudades que respiran, en el sentido de lugares con efectos positivos en el medioambiente, donde se genera más oxígeno, calor y energía de lo que sus habitantes necesitan. Las ciudades que respiran pueden mejorar la calidad de vida al usar agua para enfriar, dar sombra y evaporar, unir el CO2 de la atmósfera mediante la fotosíntesis y producir oxígeno fresco para respirar.
Sus miembros son (de izquierda a derecha) Karlheinz Boiger, Lisa Maria Enzenhofer, Markus Jeschaunig, Andreas Goritschnig, Bernhard König.
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