Consejos para 3 días en Viena
Puntos destacados del viaje
Vive el día a día de los Habsburgo
Sumérgete en el arte y la música de la capital cultural Viena
Disfruta de la cocina única de Viena y sus vinos regionales
Conoce el estilo de vida de los vieneses
Viena: ¡una de las ciudades con mejor calidad de vida del mundo! La ciudad combina elegancia imperial con un espíritu moderno y se puede descubrir de manera especial en tres días.
Edificios suntuosos del barroco y la época del auge económico moldean el paisaje urbano, desde la Ringstraße con la Ópera Estatal, el Parlamento y el Ayuntamiento hasta la Catedral de San Esteban, que domina el centro como símbolo de Viena. Al mismo tiempo, la ciudad vibra en sus animadas calles, en encantadores cafés y en la vibrante escena cultural, una mezcla que hace a Viena tan especial.
Quienes quieran sumergirse en el pasado descubrirán la vida cotidiana de los Habsburgo: el Palacio de Schönbrunn con sus salas lujosas, la Cámara del Tesoro en la Hofburg o un paseo en fiaker por el casco antiguo hacen que el legado imperial cobre vida. Viena es conocida como ciudad de música y arte, ya sea en la Ópera Estatal, el Belvedere o con montajes modernos en el MuseumsQuartier.
Por supuesto, la cocina vienesa no puede faltar. En un beisl tradicional o en un heuriger, el schnitzel vienés, el tafelspitz y el vino local (vienés) saben especialmente bien.
Y quien quiera sentir el auténtico espíritu de la vida debe tomar tiempo para visitar un café, charlar con locales y disfrutar de la ciudad.
Día 1 en Viena
Mañana
Comiencen su recorrido en el corazón del casco antiguo. La Hofburg fue durante siglos el centro político del imperio de los Habsburgo y sigue impresionando hoy con sus lujosas salas. En los apartamentos imperiales podrán echar un vistazo a la vida cotidiana de la monarquía. Quienes prefieran algo más personal, aprenderán en el Museo Sisi sobre la emperatriz Isabel, convertida en un icono.
Justo al lado, la Cámara del Tesoro Imperial guarda las insignias del Sacro Imperio Romano Germánico, mientras que la Sala de Representación de la Biblioteca Nacional de Austria es considerada una de las bibliotecas barrocas más hermosas de Europa.
Otro punto destacado es la Escuela Española de Equitación. Los lipizzanos exhiben aquí la equitación clásica al más alto nivel. Durante el entrenamiento matutino podrán ver a estos famosos caballos en acción o, en una visita guiada, conocer los secretos detrás del escenario.
De camino a la Catedral de San Esteban vale la pena hacer una parada corta en Trzesniewski, famoso por sus pequeños panes abiertos con ingredientes — un clásico vienés.
Tarde
La Catedral de San Esteban ha marcado el paisaje urbano durante siglos, con su arquitectura gótica, adornos detallados y silueta característica. Las visitas a las catacumbas ofrecen una mirada a un mundo ya pasado. Quienes quieran disfrutar de la vista de la ciudad pueden subir los 343 escalones de la torre sur.
No muy lejos se encuentra el Museo de Historia del Arte, construido para preservar los tesoros de los Habsburgo. La colección es legendaria: desde obras de Velázquez y Rembrandt hasta la mayor colección de Bruegel del mundo. La Cámara de Arte, con sus objetos curiosos y artísticos, muestra que en Viena siempre hubo una estrecha relación entre arte y poder.
Noche
Ninguna visita a Viena está completa sin pasar una noche en un heuriger (taberna tradicional de vino). Viena es la única gran ciudad del mundo con viñedos propios, y una verdadera experiencia en un heuriger significa mucho más que una copa de Grüner Veltliner. En un ambiente acogedor disfrutarán de vinos vieneses y platos típicos. Las mejores direcciones están en Grinzing, Neustift, Stammersdorf o Jedlersdorf. Los reconocerán por los carteles “Ausg’steckt” y la rama de pino sobre la puerta.
Si aún tienen energía después, pueden hacer una parada en alguna de las barras en azoteas (rooftop bars). Desde allí tendrán una vista maravillosa de la ciudad y podrán repasar las impresiones del día con un cóctel.
Día 2 en Viena
Mañana
Tomen la línea U4 y comiencen su día en el Palacio de Schönbrunn, antigua residencia de verano de los Habsburgo y hoy Patrimonio Mundial de la UNESCO. El esplendor barroco del palacio y sus extensos jardines es impresionante. En la Gran Visita con audioguía conocerán la vida imperial y cómo se entrelazaban la política, la vida privada y la etiqueta de la corte.
El parque del palacio es una atracción por sí mismo: parterres geométricos, fuentes y esculturas lo convierten en un museo al aire libre. Desde la glorieta disfrutarán de una vista sobre la ciudad, el lugar perfecto para una pausa con dulces vieneses y un café melange. A pocos minutos está el zoo más antiguo del mundo, fundado originalmente como menagerie imperial, hoy una moderna instalación con ambiente histórico.
Al mediodía pueden almorzar en un beisl vienés clásico, un lugar donde se sirve la cocina tradicional sin pretensiones, o quedarse en el terreno del palacio y comer en la posada Tirolergarten.
Tarde
La tarde es para la alta cultura vienesa: la Ópera Estatal de Viena es una de las principales del mundo, con un programa diario que incluye más de 50 óperas y ballets por temporada. Si no desean asistir a una función nocturna, pueden hacer una visita guiada que muestra los entresijos de este templo musical.
Luego, sigan por la Ringstraße, la gran arteria arquitectónica de Viena, donde se suceden obras maestras. El Parlamento impresiona con sus columnas neoclásicas y la estatua de Palas Atenea. Uno de los edificios más llamativos es el Ayuntamiento neogótico con su torre central y cinco torres pequeñas. La torre del ayuntamiento, de 98 metros, con la famosa estatua Rathausmann, se puede ver desde muchas partes de la ciudad.
Noche
¿Viena sin música? Impensable. Desde conciertos clásicos, sonidos experimentales hasta actuaciones internacionales, aquí la música es más que arte, es parte de la identidad. Cada año se realizan miles de presentaciones en la capital mundial de la música.
Para la cena tienen opciones: quien quiera una experiencia culinaria de alto nivel puede visitar un restaurante gourmet de clase mundial. Los chefs de renombre demuestran creatividad con la cocina vienesa innovadora. El restaurante Steirereck está entre los mejores de Viena, con dos estrellas Michelin, cinco gorros Gault-Millau y el puesto 12 en “World's 50 Best Restaurants”.
Pero si prefieren sumergirse en la vida cotidiana vienesa, terminen el día con una parada en un puesto de salchichas. Cerca de la Albertina y la Ópera, el Bitzinger Würstelstand es una institución. Aquí se reúnen noctámbulos y amantes de la ópera con un spritzer en mano, el lugar perfecto para mezclarse con los locales.
Día 3 en Viena
Mañana
El día comienza con un paseo por el Naschmarkt, el tradicional mercado al aire libre de Viena. Desde Karlsplatz, caminarán entre puestos con productos regionales, especias exóticas y pan recién horneado. Aquí se mezclan locales y visitantes mientras la ciudad despierta lentamente.
A pocos pasos, el MuseumsQuartier Viena ofrece una ventana a arte y cultura. Las antiguas caballerizas imperiales son hoy un centro vibrante donde la arquitectura barroca se encuentra con la estética moderna. Museos, cafés y espacios creativos hacen de este lugar un punto de encuentro animado.
Un destacado es el Museo Leopold, que alberga una de las colecciones más importantes de arte moderno austriaco, con obras de Egon Schiele, Gustav Klimt, Oskar Kokoschka y Richard Gerstl. Desde la terraza en la azotea, MQ Libelle, hay una vista impresionante de Viena — y lo mejor: la entrada es gratuita.
Quienes prefieran sumergirse en la moda vienesa encontrarán en el centro una mezcla fascinante de antiguos proveedores de la corte y boutiques de diseñadores austríacos reconocidos internacionalmente.
Tarde
Ya sea para relajarse o inspirarse, Viena ofrece ambas cosas. Si buscan un lugar para descansar en el centro, vale la pena visitar uno de sus bonitos y tranquilos parques urbanos. Más del 50% de la ciudad es espacio verde. El Volksgarten, creado originalmente como jardín de placer imperial, es hoy un oasis de paz en el centro. Parterres cuidados y bancos sombreados son perfectos para una pausa.
En una pausa en un café, se difuminan las fronteras entre la vida cotidiana y la elegancia, la tradición y la actualidad. Ya sea en el clásico Café Landtmann, Hawelka o Central, en el histórico Café Demel o en el encantador Kleines Café am Franziskanerplatz, cada uno de estos lugares encierra un pedazo de historia vienesa.
Un concepto único es el Vollpension Generationencafé, donde más de la mitad del equipo son personas mayores que no solo hornean dulces, sino que también comparten historias. El café une compromiso social con la calidez vienesa — un lugar donde el café, la tarta y las conversaciones son igual de importantes.
Noche
Para cerrar el día, espera el Prater, un lugar que combina tradición y aventura. Desde carruseles nostálgicos hasta montañas rusas modernas, el Wurstelprater es parte esencial de la cultura de entretenimiento vienesa.
El clásico: un paseo en la noria gigante. Este ícono, famoso por la película “El tercer hombre”, ofrece una vista espectacular de la ciudad desde casi 60 metros de altura.
Un cierre perfecto es el restaurante Luftburg, el mayor restaurante 100 % orgánico del mundo. Aquí sirven clásicos vieneses, platos de temporada y especialidades vegetarianas y veganas — todo en un acogedor biergarten donde se siente el espíritu vienés.
Información protección climática
La conservación de edificios históricos es una iniciativa destacada en Austria para la protección climática. ¿Por qué?
La protección del patrimonio puede ayudar a ahorrar recursos. Los edificios existentes se mantienen, evitando así la construcción de nuevos proyectos en áreas verdes.
Además, la protección del patrimonio cumple un papel socio-cultural importante al preservar edificios históricos, lo que puede fortalecer la identidad regional y enriquecer la oferta cultural.
Muchos edificios históricos fueron construidos originalmente con materiales naturales, a menudo obtenidos localmente. En las restauraciones se procura usar estos mismos materiales para mantener la originalidad de las construcciones.
También se protege la biodiversidad y su hábitat. En términos ecológicos, la protección del patrimonio es el camino correcto.