Camping y Glamping
Vacaciones en tienda, furgoneta o una elegante lodge con estilo
Despertar bajo antiguos árboles gigantes, caminar descalzo por la hierba hasta la caravana, la primera mirada se posa en el lago tranquilo y centelleante. A lo lejos se escucha el canto de los pájaros, un amable “¡buenos días!” desde la parcela vecina. El café humea, el tiempo parece ir más despacio. Sin presión, sin prisas: así se siente acampar.
Acampar hace feliz. Relaja, desacelera y simplemente sienta bien. Numerosos estudios lo confirman: el camping tiene efectos positivos sobre la salud. No es de extrañar: la naturaleza actúa como un bálsamo para el cuerpo y el alma. El aire fresco, los rayos del sol y el movimiento fortalecen el sistema inmunológico. El ritmo natural devuelve el equilibrio al reloj interno, el sueño se vuelve más profundo y la mente, más serena.
También las relaciones humanas cobran protagonismo: en el camping surgen conversaciones y encuentros que reconfortan. Y como aquí nadie tiene que hacer nada, sino simplemente puede ser, nace una sensación de libertad que perdura por mucho tiempo.