
Bregenzerwald
Vacaciones en la naturaleza: queso alpino, arquitectura en madera y rutas de senderismo.
Quien viaja a Vorarlberg lo nota de inmediato: aquí se construye de otra manera. Casas centenarias de madera tradicional conviven con edificios modernos de grandes fachadas de vidrio. Ya sean viviendas privadas, museos o guarderías, todos tienen algo en común: la madera. A menudo abeto o pino, a veces olmo o haya, siempre trabajada con una precisión llena de cariño por el detalle. Esto invita a pasear por los pueblos y descubrir cosas nuevas. Incluso las siete BUS:STOPS de Krumbach fueron diseñadas por arquitectos de siete países diferentes.
Además de arquitectura y diseño creativos, os esperan una gastronomía excelente y pura experiencia natural: senderismo, ciclismo y mountain bike en verano; esquí, senderismo invernal y esquí de fondo en invierno.
En Tarjeta de huésped Bregenzerwald y Großes Walsertal es el "billete" a todas las experiencias emocionantes y agradables en la montaña. Te lleva a la montaña tantas veces como quieras en el ferrocarril de montaña, es válida para viajes respetuosos con el medio ambiente en autobuses públicos y también para refrescantes y relajantes horas en las piscinas al aire libre.
El Bregenzerwald desde todas las perspectivas
Lo más destacado
Alojamientos únicos
De los prados del valle a los Alpes
Agricultura de las tres etapas
En el Bregenzerwald, el queso refleja el sabor del paisaje. De las 15 queserías de valle provienen los famosos quesos de montaña y alpinos: intensos, aromáticos y llenos de carácter. Cada verano, en más de 60 pastos alpinos se producen más de 200 toneladas de queso, y cada pieza cuenta la historia del ritmo de la naturaleza. Las vacas siguen un ciclo centenario: de mayo a octubre pastan en praderas ricas en hierbas que dan aroma a la leche; en invierno se alimentan del heno seco de los prados del valle, sencillo y auténtico.
Particularmente única es la agricultura de las tres etapas, inscrita en 2011 en la lista nacional del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO. En primavera y otoño, los animales se trasladan a los Vorsäße, terrazas verdes situadas a unos 900 metros sobre el valle. El verano lo pasan en los altos Alpes, con su aire puro, hierbas aromáticas y largos días. Así nace un ciclo que no solo define el queso, sino también la vida en el Bregenzerwald: una armonía silenciosa entre personas, animales y naturaleza.