Tarta de Linz: la tarta más antigua del mundo
En 1653 apareció por primera vez en un libro de cocina la tarta de mantequilla clarificada y rellena de fruta con la "rejilla bien condimentada".
Caracterizados por las influencias de los antiguos países de la monarquía y refinados por ambiciosos pasteleros, los dulces y los postres de Austria valen su peso en oro.
La tarta Sacher, el símbolo de la repostería de chocolate de Austria, ha alcanzado la fama en todo el mundo. Y tan solo es una de las muchas historias de éxito en la que los postres han escrito la historia desde tiempos imperiales. Los postres son tan importantes en este país como la Tafelspitz (carne de vacuno cocida de la parte trasera y cercana a la cola) o la Käsespätzle (pasta típica austríaca con queso) en el plato principal. Y algunos postres, como la Kaiserschmarren (crepe troceada y caramelizada) o las Marillenknödel (bolas de patata y albaricoque), incluso se sirven como plato principal.
Hace más de un siglo, unos cuantos pasteleros en Viena ya se labraron una reputación. A los mejores de ellos se les permitió satisfacer el anhelo de dulces en la corte imperial, como proveedores imperiales y reales de la corte (abreviado como k. u. k.). Entre ellos se encontraba la famosa pastelería Demel o la Sacher, donde a día de hoy se sigue elaborando la tarta Sacher según su receta secreta.
Viena, 1832. Nos encontramos en la corte del príncipe Metternich. En la cocina reina el pánico: ¡el chef está enfermo! Y no le dio tiempo a preparar el postre, una parte tan importante, la dulce gloria destinada a culminar la cena. Por suerte, había un aprendiz con mucho talento, Franz Sacher. Sin dudarlo, se encargó de preparar el postre y mezcló harina, mantequilla, azúcar, huevos y chocolate hasta obtener una masa compacta. Después de hornearla, esparció primero una capa de mermelada en el centro del pastel aún caliente y, después, por todo el pastel, otra capa espesa de chocolate líquido y de delicioso aroma. Los invitados a la corte quedaron encantados con esta creación purista y el joven pastelero alcanzó la fama mundial, aunque en ese momento ni siquiera era consciente de ello.
En 1653 apareció por primera vez en un libro de cocina la tarta de mantequilla clarificada y rellena de fruta con la "rejilla bien condimentada".
Es una creación de varias capas de bizcocho, crema de mantequilla y glaseado. Un dulce reflejo del estilo de vida elitista de la monarquía imperial y real.
Esta tarta, que lleva el nombre de un mariscal francés, no está horneada pero resulta toda una tentación con bizcochos de soletilla empapados en alcohol y mucho mascarpone.
Esta tarta extradulce con sabor a ron y glaseado rosa es un homenaje durante todo el año al ponche navideño. También está disponible en forma de pastelito, el Punschkrapfen.
Gracias a la emperatriz María Teresa, el strudel de manzana se convirtió en el dulce estrella de los platos de postre en el siglo XVIII y hoy es un plato nacional: a ella le encantaba este postre relleno de manzanas frescas y jugosas, canela, pasas y azúcar en una masa de strudel muy fina y crujiente, y que desprende vapor cuando se sirve recién sacado del horno. La receta de strudel de manzana más antigua se remonta a 1696. Contemplar la elaboración del strudel, cuyo gran arte es hacer una masa tan fina que parece transparente, se puede ver hoy en día en la elaboración del strudel de manzana del Café Residenz en el Palacio de Schönbrunn. Con degustación incluida, por supuesto. Directamente en la antigua y bonita panadería de la corte de aquella época.
A los Nockerl calientes y esponjosos que representan las tres montañas de Salzburgo se les dedicó una opereta en la que se los consideraba "dulces como el amor y tiernos como un beso".
Como homenaje al emperador Francisco José I, este postre esponjoso y cocido en la sartén se sirve tradicionalmente con ciruelas cocidas y azúcar glas.
El secreto de estas esponjosas bolas de patata con migas dulces es su relleno: el "verdadero" albaricoque de Wachau, que también se usa como mermelada para rellenar crepes.
Su nombre procede de un rodillo (el Prügel, en alemán) en el que se cuece la masa en varias capas sobre un fuego abierto. También se conoce como Tiroler Baumkuchen.
Es un postre de fácil preparación a base de una deliciosa y gruesa pasta de patata con las finas y aromáticas semillas de amapola de color gris, que también se suele servir como plato principal.
Por un lado, nuestros pasteleros, pastelerías y reposteros sienten que tienen un compromiso con la tradición centenaria de los postres y los dulces: hornean y crean conforme a las recetas de siempre. Por el otro, está la curiosidad y la búsqueda por ampliar horizontes. Por eso en este país se están creando nuevos formatos de los dulces clásicos.