¡Viena es una ciudad imperial y a la vez moderna! Si visitas la ciudad descubrirás la cultura en sus múltiples facetas: aquí vive la historia, aquí se valoran las tradiciones. ¡Pero siempre con la mirada puesta en el futuro!
Un paseo por Viena es como un viaje en el tiempo, a su pasado imperial. Los Habsburgo gobernaron Austria durante 650 años, una época que sigue caracterizando a la ciudad hoy en día. Los magníficos edificios imperiales del Palacio Imperial de Hofburg, el Palacio de Schönbrunn y el Palacio Belvedere con sus maravillosos jardines y la Ringstraße de Viena, una majestuosa y única avenida, no habrían existido sin la historia imperial. El estilo imperial recorre las calles y callejuelas del casco antiguo de Viena hasta el establo palaciego Stallburg, donde a día de hoy aún se alojan los caballos de raza lipizzana. Durante el recorrido, los palacios señoriales desfilarán ante tus ojos sin poder evitar alzar la mirada para contemplar la imponente decoración de las fachadas de las casas. Entre un edificio y otro hay plazas con fuentes barrocas, pequeñas cafeterías tradicionales y elegantes restaurantes que aún prometen un ambiente imperial. ¡En Viena, la elegancia se une al encanto nostálgico!
Patrimonio mundial de la UNESCO y con más de 400 años de antigüedad: la Escuela Española de Equitación es la escuela de equitación más antigua que existe en el mundo y lleva enseñando la equitación clásica desde la época del Renacimiento.
Este palacio barroco fue construido sobre una colina, que por aquel entonces aún se encontraba a las afueras de la ciudad. Las vistas desde aquí son magníficas y por eso recibió el nombre de "bella vista". ¡No te pierdas la pinacoteca de su interior!
El Palacio Imperial de Hofburg era el centro imperial de la ciudad y la residencia imperial en el corazón de Viena. Sus dominios se ampliaron durante más de 700 años y, hoy en día, es uno de los conjuntos palaciegos más grandes del mundo.
La familia imperial de los Habsburgo residió aquí durante siglos. El Palacio de Schönbrunn se construyó como residencia de verano, con un extenso parque y un zoológico.
Como capital mundial de la música, Viena tiene una glamurosa historia. Viena siempre fue el centro musical del Imperio de los Habsburgo y evolucionó de una forma impresionante. Aquí fue donde compositores de fama mundial como Mozart, Beethoven y Gustav Mahler escribieron sus obras. Sus estilos e influencias se fusionaron en un estado multiétnico con grandes logros culturales de renombre mundial.
Hoy en día es toda una experiencia vivir la música en el lugar donde nació: por ejemplo, en las venerables salas del Musikverein de Viena o en las magníficas salas de la Ópera Estatal de Viena. Y la tradición es incomparable: la Orquesta Filarmónica de Viena pronto celebrará su 180.° aniversario.
Un pintoresco baile: en el ambiente modernista de una sala del Konzerthaus de Viena, se puede escuchar música desde la Edad Media hasta obras clásicas y los tonos más progresistas del presente.
Los expertos en música clásica lo saben: la Orquesta Filarmónica de Viena es una de las mejores del mundo. Escucharla es una experiencia única, ya que su perfecta coordinación se caracteriza por la precisión, la armonía y el virtuosismo.
El Musikverein de Viena existe desde hace 150 años y es único. Asistir a un concierto aquí significa descubrir Viena como ciudad musical con un sonido de la máxima calidad. Y también grandes nombres de la música como la Orquesta Filarmónica de Viena.
Die Staatsoper ist ein kulturelles Wahrzeichen Wiens. Sie zählt zu den wichtigsten Opernhäusern der Welt und bildet den festlichen Rahmen für den Opernball.
El 1 de mayo de 1873 abrió sus puertas la Exposición Universal de Viena. Fue su quinta edición y la primera en el mundo en un país de habla alemana. Durante seis meses, Viena se convirtió en el escenario de una exposición de majestuosas dimensiones, que la gente nunca antes había experimentado.
Alrededor de 1873, Viena se reinventó y se convirtió en una metrópoli mundial. Viena sigue beneficiándose hoy en día de los grandes avances de aquella época: seis nuevas estaciones de tren, hoteles como el Imperial o cafeterías como el Café Landtmann. La Exposición Universal no fue solo una feria técnica, sino que también mostró obras maestras de la artesanía.
La colección de Brueghel más grande del mundo y el beso más hermoso de la historia del arte, creado por el pintor Gustav Klimt, solo se pueden ver en Viena, pero la ciudad tiene mucho más que ofrecer: aquí hay más de 100 museos con una amplia variedad de temas, desde el museo de la ciencia y la tecnología Technisches Museum hasta el Museo de Historia Natural, desde la colección gráfica más importante del mundo hasta la impresionante pinacoteca con artistas de renombre de todas las épocas.
En Viena hay una densa yuxtaposición de diferentes estilos y gustos artísticos: la opulencia barroca contrasta con la sobria vanguardia, un programa artístico vivo que se reinventa a sí mismo a diario.
El Albertina alberga una de las colecciones gráficas más importantes del mundo. Una de sus obras conocidas es la Liebre joven de Alberto Durero.
El Palacio Belvedere es una obra de arte. No solo impresiona por su arquitectura barroca, sino también por sus 800 años de arte desde la Edad Media hasta hoy en día. ¡El beso de Gustav Klimt es uno de los cuadros más populares de la galería!
El Museo de Historia del Arte de Viena y su pinacoteca albergan obras de pintores famosos, como Rubens, Tiziano, Rembrandt, Rafael y Velázquez. ¡Y la colección de Brueghel más grande del mundo!
Con los 30 millones de piezas de su colección, el Museo de Historia Natural de Viena es uno de los mejores del mundo. Con 29.500 años, la estatua de Venus von Willendorf es la obra más antigua y espectacular.
El museo de la ciencia y la tecnología Technisches Museum ofrece unos asombrosos 22.000 metros cuadrados para descubrimientos extraordinarios. Lo más destacado es el transformador Tesla cantante.
El MuseumsQuartier, un complejo cultural, bate numerosos récords con alrededor de 60 instituciones culturales reunidas en un solo lugar. ¡El "salón de estar cultural" más grande de Viena!
El Leopold Museum presenta la colección de Egon Schiele más grande del mundo. Aquí se pueden contemplar cientos de obras maestras del modernismo vienés.
Estuvo cerrada por reformas durante más de 10 años. Ahora brilla con un nuevo esplendor: la Kunstkammer del Museo de Historia del Arte de Viena. Aquí se pueden contemplar más de 2100 objetos valiosos recopilados por los Habsburgo a lo largo de los siglos. ¡Un tesoro de valor incalculable!
La pieza central de la colección es el precioso Salero de Francisco I de Francia de Benvenuto Cellini, que se hizo a mediados del siglo XVI. Se pueden admirar más obras de orfebrería en modernas vitrinas de cristal. Tómate tu tiempo para la visita, porque se pueden descubrir más de 1000 años de historia en una superficie de 2717 metros cuadrados. La exposición más antigua es un panel de marfil del siglo IX y la más reciente, un fresco del techo de 1891.
El Museo etnográfico de Viena Weltmuseum Wien presenta en 14 salas un viaje impresionante por todos (¡!) los continentes. Gracias al afán de coleccionismo de los Habsburgo, a lo largo de los siglos ha llegado a Viena una gran cantidad de objetos valiosos.
El coleccionista más diligente de ellos fue Francisco Fernando de Austria, cuya declaración: "¡Sufro de museomanía!", como él mismo describió su afán coleccionista, le hizo famoso. En 1892 viajó por el mundo y regresó con miles de hallazgos. Su sueño era crear un museo privado a gran escala donde presentar su abundante colección de arte; un sueño que nunca cumplió porque fue asesinado en 1914. Sin embargo, hoy en día sus numerosos objetos extraños y valiosos se pueden ver en las salas que él mismo destinó a tal fin.
Viena tiene muchas caras arquitectónicas, tantas, que nunca dejarán de sorprenderte. Si deseas realizar una ruta de descubrimiento por los numerosos estilos y épocas, encontrarás magníficas visitas guiadas y emocionantes encuentros con la arquitectura en cada una. El centro de arquitectura Architekturzentrum Wien ofrece ayuda y orientación para descubrir fácilmente los monumentos artísticos. Y, al mismo tiempo, aprenderás muchas cosas sobre la historia de la ciudad.
El Architekturzentrum se encuentra en el MuseumsQuartier, en una plaza que representa el carácter y las numerosas facetas de Viena. Aquí es donde la tradición se une a la modernidad, es decir, el barroco se combina con la arquitectura contemporánea. Y lo mismo ocurre en las plazas Stephansplatz y Michaelerplatz: el gótico se combina con las visiones revolucionarias de la época: la Catedral de San Esteban con el edificio modernista Haas-Haus y la iglesia Michaelerkirche con el edificio modernista Looshaus. Y no debemos olvidarnos de todo el oro. El modernismo caracteriza las fachadas de la ciudad como ningún otro estilo.
Viena muestra su cara más moderna, por un lado, a lo largo del Danubio azul con las DC Towers y, por el otro, en las inmediaciones del verde Prater con el nuevo campus universitario.
A Friedensreich Hundertwasser (1928-2000) le gustaba el verde. Fue un artista austríaco que se dedicaba principalmente a la pintura, pero también fue muy activo en los ámbitos de la arquitectura y la protección del medioambiente. No le gustaban nada los ángulos rectos. De modo que no hay ninguno en sus edificios.
Ningún otro arquitecto en Viena ha conformado el paisaje urbano de una forma tan impresionante como Otto Wagner, quien hizo construir las paradas y estaciones del antiguo tranvía de Viena. La caja postal de ahorros Postsparkasse y la iglesia de San Leopoldo (Kirche am Steinhof) también son suyas.
La Ringstraße de Viena es tan especial como su historia. Antes, la muralla de la ciudad se encontraba aquí. Por lo tanto, esta magnífica avenida también es redonda como un anillo, con los más bellos palacios, casas burguesas y atracciones turísticas a ambos lados.
Se encuentra en el centro de Viena y es un emblema muy apreciado por los habitantes de la ciudad: la Catedral de San Esteban. Los vieneses adoran su catedral y la llaman cariñosamente "Steffl". Hasta su campana tiene nombre: "Die Pummerin" (en alusión a su bajo tono) se encuentra en lo alto de la torre norte y es la segunda campana colgante de iglesia más grande de Europa. El propio maestro de obras de la catedral se ha inmortalizado en el interior de la iglesia con un retrato tallado en piedra. Se le llama "Fenstergucker" (mirador de ventanas) porque a través de su ventana de piedra al pie del púlpito gótico mira con curiosidad y picardía hacia la gran nave central.
Cifras curiosas sobre la catedral
La Catedral de San Esteban de Viena tiene 107,2 m de largo y 34,2 m de ancho, y consta de cuatro torres. La más alta es la torre sur con 136,44 m. 343 escalones conducen al salón de la torre. Las gigantescas vistas de Viena se extienden hasta los límites de la ciudad, e incluso más allá en un día despejado.
Hace más de cien años que un escándalo golpeó los periódicos vieneses. Adolf Loos (1870-1933), conocido hoy como un pionero del modernismo vienés, hizo erigir un edificio revolucionario justo enfrente del Palacio Imperial de Hofburg: la Looshaus. El emperador Francisco José I estaba extremadamente indignado por tener una fachada sin adornos justo delante de su puerta. En la época del historicismo, era costumbre adornar las fachadas de las casas con una suntuosa decoración, pero en ese edificio faltaba todo: era una casa sin adornos. De modo que la condenó llamándola la "casa sin cejas".
En aquel entonces ya había una mentalidad progresista, no obstante el modernismo siguió avanzando hasta lograr su revolución. Las nuevas corrientes artísticas también se impusieron en la pintura y las artes aplicadas. En torno a 1900, el grupo de la Secesión vienesa persiguió insistentemente sus objetivos. Iban en contra del estilo académico conservador y tenían algo nuevo en mente. Su primer edificio fue el pabellón de exposiciones, llamado Secession y el Museo de Artes Aplicadas (MAK) muestra a los representantes más importantes.
En este aspecto, Viena es claramente imbatible: ¡Viena ofrece una gran calidad de vida porque es verde! Ninguna otra ciudad del mundo tiene una viticultura propia digna de mención y en ningún otro lugar hay tantos espacios verdes. Aproximadamente la mitad de la zona urbana es verde. 850 parques te invitan a dar un paseo y puedes coger el tranvía directamente a las zonas de recreo. El Prater de Viena, abarca seis kilómetros cuadrados y, por lo tanto, también se conoce como el "pulmón" de Viena.
Y no es solo por el verde y la consiguiente buena calidad del aire lo que hace que el entorno de Viena sea tan apreciado, el agua también es esencial para la calidad de vida. La ciudad no solo recibe la mejor agua de manantial de las montañas, sino que también se encuentra junto al agua. 42 kilómetros de playa se extienden a lo largo de la isla del Danubio. El Viejo Danubio se llena de navegantes, surfistas, nadadores y remeros en los días soleados. Los gourmets pasan su tiempo en los acogedores restaurantes situados junto a la orilla y los amantes de la naturaleza realizan largas excursiones por las extensas llanuras aluviales del Danubio.
Justo en el centro de la ciudad, puedes disfrutar del ajetreo y el bullicio a lo largo del canal del Danubio. Durante el verano, también hay agradables bares de playa.
No hay una ciudad más verde que Viena: Viena fue seleccionada entre más de 100 metrópolis como ganadora del ranking "Las 10 ciudades más verdes del mundo 2020".
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Viena es diferente Viena es la única metrópoli del mundo que cultiva una cantidad significativa de vino dentro de sus límites urbanos. Y esto conforma el alma vienesa tanto como la acogedora atmósfera de las tradicionales Stadtheurigen.
En Viena hay 850 parques y jardines, y algunos de ellos están perfectamente situados. En pleno centro de la ciudad están el Volksgarten, el Burggarten y el Stadtpark. Y el Jardín Botánico, cerca del Palacio de Belvedere, es una visita obligada.
La Isla del Danubio, el Parque del Danubio y el Viejo Danubio son oasis verdes en la ciudad que también son populares entre los vieneses en verano. Hay una amplia oferta de agradables bares, numerosas posibilidades de ocio y, sobre todo, el baño natural en el agua.
A sólo tres kilómetros en línea recta de la catedral de San Esteban, podrás pasear entre avenidas de árboles, trotar por grandes praderas o simplemente disfrutar de la paz y la tranquilidad en plena naturaleza. El metro te lleva directamente al paraíso recreativo.
El Kahlenberg es la montaña local de los vieneses, de 484 metros de altura. Se encuentra en los Bosques de Viena, la zona verde del oeste de la ciudad. Por qué es tan popular se explica rápidamente. La vista desde aquí arriba es sencillamente impresionante y en los días buenos llega incluso hasta el Schneeberg. Se tardan unas cuatro horas en llegar a pie al punto más alto y, por tanto, también al mirador de 22 metros de altura, el Stefaniewarte.
La historia del Kahlenberg siempre ha sido significativa, con acontecimientos como una donación de la casa imperial y el asedio turco desempeñando un papel importante: en 1628, la montaña fue donada a la Orden Camaldulense por el emperador Fernando II. En el centro del monasterio construido en aquella época se encontraba la iglesia de San José, que aún hoy puede visitarse. Sin embargo, el Kahlenberg se hizo famoso gracias al rey polaco Sobiesky, que en 1683 marchó con su ejército sobre el Kahlenberg y liberó a Viena de los sitiadores turcos en el último momento.
Viena y su repostería son legendarias: el Kaiserschmarrn vienés, la Sachertorte vienesa y el Apfelstrudel vienés forman parte de la ciudad tanto como sus numerosos cafés tradicionales.
Pero probablemente sea menos conocido que en Viena hubo una auténtica batalla de pasteles por una receta. La tan disputada receta de la Sachertorte vienesa siguió siendo un secreto bien guardado y casi también su leyenda.
Con una mezcla exitosa de tradición imperial y creatividad actual, le recibirá la capital de Austria.
"Viena, Viena, solo tú serás siempre la ciudad de mis sueños". Esta poesía musical sobre Viena habla sobre el anhelo que sienten muchas personas por visitar la capital mundial de la música.
