Austria y sus habitantes adoran las tradiciones, los ritos y las costumbres; se han conservado y difundido a lo largo de décadas o, a menudo, incluso de siglos. Uno de los secretos de por qué las costumbres de Austria permanecen firmemente arraigadas en la mente y el corazón de las personas es su autenticidad: no son cursis, sino auténticas; no es una puesta en escena artificial, sino una celebración real y genuina de determinados acontecimientos. Así es todo el año y, sobre todo, en Navidad.
Coronas de adviento y desfile de los Krampus
Por un lado, están las costumbres y tradiciones propias de cada hogar o familia: al hacer una corona de Adviento, por ejemplo, las ramas de abeto y los ramojos se atan a mano en una corona a la que se le añaden cuatro velas. Cada domingo de Adviento se enciende una vela hasta llegar al 4.º domingo de Adviento, en el que están todas encendidas. En ese momento, ya no queda mucho para Nochebuena.
Asimismo, se celebran públicamente diferentes costumbres, a las que la gente se une para disfrutar juntos de la tradición: durante el desfile de los Krampus y Perchten, por ejemplo, unos personajes salvajes y peludos desfilan por las calles, adornados con máscaras de madera talladas a mano, trajes de pieles y pesados cascabeles.