Casa-Museo de Mozart en Viena
Wolfgang Amadeus Mozart se trasladó de su Salzburgo natal a Viena, la ciudad de los grandes compositores, la ciudad de la música. Vivió en diferentes casas pero en la de Domgasse 5, la única que se conserva, creó algunas de sus mejores obras, Las Bodas de Fígaro, entre ellas.
El hombre festivo
Al entrar en el edificio de la Casa- Museo de Mozart se sube hasta el tercer piso por una escalera que poco ha cambiado desde sus principios. Allí se retrocede a aquellos años dorados del músico cuando gozaba de una prestigiosa posición social en Viena; anécdotas, eventos, personas de las que se rodeo están representadas en el Museo. La Flauta Mágica, una de sus más célebres obras que se estrenó en Viena poco antes de su muerte, también fue escrita en Domgasse. Logia a la que Mozart entró a formar parte en 1784, relacionándose con intelectuales, artistas y científicos que le apoyaron en su carrera y vida personal.
El fetichismo de Amadeus por la moda se representa en algunos de sus vestidos, al igual que su afición por las apuestas. Una intrigante instalación con cinco mirillas hace referencia a los entretenimientos eróticos de entonces, solo para caballeros.
Su vida feliz en Viena
Fue una época de bonanza para el compositor, probablemente la más feliz, que le estimulaba a componer sin tregua. Vivía cómodamente en el bonito apartamento donde organizaba fiestas, juegos y celebraba la vida junto con su esposa Constance que le secundaba en la alegría de vivir. Hoy, convertida en un museo del Wien Holding, el hogar que le acogió entre los años 1784-1787, es testimonio de su obra y de sus días. Domgasse es una calle típica vienesa, barroca, bonita y muy bien situada a pocos pasos de la Catedral de San Esteban.
No es difícil imaginarse a Amadeus disfrutando de su entorno, saliendo a tomar un café con los amigos. Hacía qué todo fuera posible con su sonrisa, casi infantil, y un don para la música que le hizo componer obras prodigiosas durante sus escasos treinta y cinco años.
El gran compositor
Bajando a la segunda planta se pasa del anecdotario de su vida social al enorme compositor que fue. El estuco original de los techos sitúa un escenario que habla de su obra en general y en particular se centra en Las Bodas de Fígaro y en El Réquiem. Un seductor collage en tres dimensiones muestra escenas de las múltiples representaciones de Las Bodas de Fígaro desde 1791 hasta nuestros días.
En Viena, Wolfgang Amadeus Mozart fue un respetado pianista, compositor y profesor de música. Aquí nacieron óperas importantes, sinfonías, conciertos para piano, clarinete, trompa y violín, cuartetos de cuerda, música eclesiástica y, su última obra, el inconcluso Réquiem. Sus ingresos anuales eran de un promedio de 5000 florines (lo que hoy en día serían 150.000 euros).
Homenaje a otros grandes compositores
No faltan alusiones a otros compositores, entre ellos el célebre Antonio Salieri a quien Hollywood no hizo precisamente los honores en su película Amadeus, presentándole prácticamente como enemigo de Mozart cuando en la realidad parece ser que no lo era. Le admiraba e incluso hizo las veces de mentor de su hijos, tras la muerte del compositor.
Y llega el momento de repasar su magna obra, el Réquiem que le encargó el Conde Franz Walsegg-Stuppach, compositor amateur que pretendía hacerle pasar por suyo para honrar el fallecimiento de su esposa. La temprana muerte de Mozart le impidió darle el fin que estuvo a cargo de su discípulo Franz Xaver Süsmayr, a quien el compositor encomendó la tarea de escribir sus anotaciones en el lecho de muerte.
Estoy seguro que escribo este Réquiem para mis propios funerales.
El hombre de familia
En la planta primera vivía Mozart. El piso más lujoso que nunca tuvo contaba con cuatro habitaciones grandes, dos pequeñas y la cocina. Emociona asomarse al ventanal que da a la recoleta calle y pensar que se está viendo lo mismo que él observó, pasar de un espacio a otro, por donde el se movía, a la vez que componía y disfrutaba de cada segundo vital.
Los muebles aunque no son los originales recrean su cotidianidad, como lo hacen las cuadros que cuelgan de las paredes y que enseñan una familia unida y diversas versiones pictóricas de Mozart ¿Qué se pareciera o no…? no se tiene claro pero todas muestran a un hombre sonriente, amante de los suyos y entregado a la música.